Descripción
37´6
Tulia Guisado
Prólogo de Alfredo Piquer
Epílogo de Federico Delgado Scholl
Madrid, abril de 2015
ISBN: 978-84-941038-9-6
78 páginas, 14 x 21 cm
Rústica con solapas
Colección Netwriters Poesía, 4
Precio: 10 euros (IVA incluido)
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EL LIBRO:
Del prólogo:
Está el poema, la experiencia y su silencio; otra lírica si se quiere, y está nuestra memoria en el poema, ya convertida en materia literaria. El «humus cálido nutricio» del que hablaba Pablo García Baena. No hay miedo en 37’6, ni fingimiento ni impostura, sino absoluto sinceramiento, absoluto desgarro. 37’6 es la frontera inicial de la propia temperatura del poema, de su intensidad y su emoción. Porque aunque no se pretenda justificar sino «la pérdida», hay también ganancia: la de la rebeldía, la del exorcismo.
Tulia Guisado es visceral, lo hemos dicho, pero hay mucha cabeza, reflexión, serenidad, decíamos, en su poema, porque a la larga añade la consciencia, el esfuerzo, el prurito inherente a todo verdadero poeta de controlar esa visceralidad. Porque sabe que hay ingredientes necesarios, pertenecientes a lo poético. En definitiva, la persecución de esa objetividad de la poesía y la superación de lo exclusivamente subjetivo. Vendrán otros poemas, otros libros, pero es preciso decir que un poema intenso y verdadero como 37’6 ha accedido ya al ámbito de la belleza.
ALFREDO PIQUER
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LA AUTORA:
Tulia Guisado (Barcelona, 1979) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona; más tarde realizó el postgrado «Crítica literaria en la prensa» en la Universidad Pompeu Fabra. Realizó estudios de doctorado en el programa de literatura española Historia e invención de los textos literarios hispánicos en la UB y un máster de «Cultura histórica y Comunicación» en la Facultad de Historia de la misma universidad. Dedicada a la enseñanza y a la edición, ha publicado el poema Vendrán más años ciegos y les harán más malos, finalista en la séptima edición del Concurso de Poesía José María Valverde, convocado por CCOO del Barcelonès en 2003; el poema De vuelta a mis hermanas, accésit en la octava edición del Concurso de Poesía José María Valverde en el año 2004; y el conjunto de poemas Principios en la revista de literatura virtual www.lasiega.org. Ha participado asimismo en la antología poética Las noches de LUPI en Madrid (Ed. La Única Puerta a la Izquierda, Madrid, 2014) y en la antología poética Amor se escribe sin sangre (Ed. Lastura, Toledo, 2015). Este es su primer libro publicado.
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POEMAS:
Si alguna vez fui feliz,
lo fui entonces, a 37 grados.
Nada debería existir.
Ni la tierra, ni el fuego,
ni el agua.
Mucho menos el aire,
donde respiran los demás
para dañarme.
Ni la esperanza.
Pero existe.
No hay palabras.
Y existe.
Nada debería alzarse sobre la tierra
y llamarse tierra y ser barro y existir
si a la tierra se regresa
antes de crecer en ella.
Yo no he inventado este dolor,
y sin embargo, trazo cada día
el mapa de la lluvia en el planeta,
y es nuevo, cada día, para mí
el trazo de esta herida, de esta llaga,
que se expande,
que crece
cada día.
Cada día.
–Nunca creíste que fuera tuyo
un dolor tan antiguo, tan usado,
dicen, tan poco original.
Es mío.
Cada día le pongo un nombre nuevo:
lo llamo pie,
lo llamo estómago,
lo llamo rodilla,
lo llamo cabeza,
cansancio, malestar,
canas, cuello, manos, huesos.
Y de todos,
mi favorito es insomnio.
Lo llaman insomnio.
Lo llaman insomnio los enanos.
Y los Hombres Malos.
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LAS MUJERES SABIAS (II)
La realidad es.
Pero a veces, la realidad,
sólo se deja ser.
Y es, sin nosotros.
Y la mujer de pelo rojo
se sienta cada noche junto a mí
en la cama, cada noche, cada noche
Y me explica con palabras de humanos, con signos lingüísticos
de seres racionales, con enunciados, con todos los niveles del lenguaje:
lo irracional.
Y me explica, como me explicó entonces,
con unas palabras de plomo fundido
que caen sobre mí como espuma de ácido
en las sábanas, como las lágrimas:
lo que pasa.
Y así, dicho por ella, todo lo que pasa, parece normal.
Cada noche.
Y cada noche yo me aprendo la lección.
Asiento, y otra vez doy las gracias.
Cada noche doy las gracias,
aunque nunca sé por qué las doy.
Cuando se van, doy las gracias,
siempre doy las gracias, y nunca
sé por qué. Aún no sé por qué.
Camino en círculo,
porque es lo que hace
quien no quiere llegar a ningún sitio.
Y, si tengo suerte, me duermo.
No hay palabras.
Esto no son palabras.
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